DOS BACHILLERES Y UNAS CAÑAS

2:::junio:::2009

BIRRAS EN FILA
let's go to school

Antes, en los bares, se servían otras cosas. Hoy no. Pedimos rarezas. Ya no se oye: «unas cañas, niño».

Cuando mi familia gata venía aquí en verano, mis tíos pedían una botella (aquí era un tercio) o un botellín (aquí era un quinto). Ya nadie pide un quinto.

Cuando yo iba a Madriz, a veces tomaban un corto (media caña), que servía para remojar un algo el gaznate. Y ponían tapa.

Conocí a un tipo mallorquín, músico de viola, que vivía en Córdoba
y nos llevaba a tomar unos finos por la ciudad califal; usaba una curiosa locución previa: regar la plaza. Consistía en tomarse una caña para apagar la sed y después pegarle al fino quinta, finamente y sin ansias.

Todo eso ya no existe. Y me pregunto adónde ha ido a parar. Será que me he hecho mayor, y sentimental.

Hace unos días entregué a mis chinorris de 2º de bachiller sus notas finales, y a cada uno hubiera dado un beso (dos y pellizquito abusón a ellas). Me dio palo. Habrían alucinado, lo que les faltaba a estos pastilleros.

El azar es una categoría objetiva de la realidad, en cristiano, que no es azaroso. Ya sé que parece, y quizás lo sea, un oxymoron, más aún, hasta podría ser un juicio sintético a priori. ¿Por qué digo esto? Porque soy profesor, qué pasa. Qué va, no es por eso. Lo digo porque ha sido el puro azar quien me ha traído estos dos últimos cursos a dos grupos de bachiller que han sido un lujo cordial.

Alguna bronca se han llevado, que una cosa no quita la otra, y si les he reconvenido alguna vez o más de una (pero criaturas de pezón, si me dabais el cambiazo en la redacción, ¿qué os creías, que no lo sabía? Y aun así me pulía a la mitad. Ay, ijnorantos)… Si me enfadaba con ellos era por respeto y cariño. Así de claro.

Ellos no saben que ha sido para mí un privilegio, y casi siempre un placer, impartirles clase. Ojalá me recuerden legal, porque yo les tengo afecto verdadero.

En Pulp escribe Bukowski: “uno sabe que es viejo cuando se sienta a preguntarse adónde se ha ido todo”.

http://www.youtube.com/watch?v=8eAprKvKttI
http://www.youtube.com/watch?v=fWtwKHeDzC4

… dedicado a mis alumnos, esa partida de adorables capullos
© Vil Meister

13 Responses to “DOS BACHILLERES Y UNAS CAÑAS”

  1. Mariel Says:

    Existe una «ley» imperdonable por inevitable su origen y por forzar, por no ser de otra manera posible, al menos en estos tiempos que corren, la aleación peligrosa de conocimiento, juventud e ignorancia (éstas dos últimas inseparables), motivo que te desvía del buen camino, pues cuando se brinda la oportunidad de ansiarlo es cuando verdaderamente se le aprecia, como a otras tantas cosas de la vida, cuando uno ya no puede hacer nada, o eso cree. Pero si eso cambia, y puedes absorber hasta la última palabra de cada uno de los días en que el conocimiento te llena de vida, el placer que evoca es mucho mayor, y por partida doble, porque entonces puedes llegar a comprender la importancia de muchas cosas, entre ellas, la labor de esos conductores del saber, tus profesores. Cuya admiración por ellos se ve reflejada en cada una de las cabezas que, apoyadas en la mano, sujetas por ambos codos, bostezando o esbozando una mueca apática que practica telequinesia con las agujas del reloj intentando aligerarlas hacia el futuro, escuchan las palabras de personas que, en ese momento no son personas, al menos por un instante, y si lo son, son las que más saben en el mundo sobre lo que se está tratando en ese momento, por mucho que el arraigo de su modestia sea tan fuerte para dejar siempre una puerta abierta a las demás opiniones, lo que las convierte en únicas, relegadas en demasiadas ocasiones de mucha más parte de la educación de sus alumnos de la que les pertenece, máquinas invencibles a las que se les exige más que se les agradece, humanizándolas contradictoriamente a la vez y comprendiendo que, aunque resulte difícil de creer, también sangran cuando se les pincha, de ahí sus vacaciones.
    Uno/as tipos majo/as, los profesores, pilares que marcan, a su manera y por tiempo limitado, nuestras vidas, forjando en el yunque de nuestra brevedad metales preciosos en forma de datos a míseras expensas de conseguir, con su propia vida, que uno realice sus ambiciones en la suya propia. Bien pensado sobran las gracias porque quedan en poco…

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  2. coletas Says:

    Como profesores nos encontramos con un grupo de alumnos cada cierto tiempo que nos llegan a impactar de alguna manera. A mí también me sucedió en el J.J, unos alumnos buenos académicamente y personalmente, a los que yo llamaba «mis niños».
    Sin olvidar algún compañero que a la larga se han convertido en un buen amigo. Siempre se dice que en toda etapa como estudiante tenemos profesores de referencia; imagino que eso no ha cambiado y que seguimos siendo para alguno de ellos eso, una referencia en sus vidas.
    Y nada,….habrá que esperar un nuevo ciclo y a ver si el año que viene volvemos a tener otro gupo de «niños maravillosos».

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  3. CrisCrac Says:

    Por una vez, las palabras me faltan. Y no suele. Una rotura se ha abierto esta madrugada, horas de muerte, en la rotura esencial que conforma mis días desertores, y no atino con los vocablos justos que merece su generoso caudal de verbos y sentires. Algo diré sobre lo dicho en un próximo post.

    El amor del conocimiento es cosa muy filosófica, más, es la filosofía. Guardo cita de Aristóteles que quizás sea apócrifa: “amamos el conocimiento, pero sobre todo amamos la vida”. El saber es la vida, algo que el enigma de La Esfinge dejaba claro: quien no sabía, moría. Edipo supo, y eso lo condujo a tragedia. Pero ésta es otra historia.

    Me sobrepasa ahora esta apología generosa de la docencia que consiste en abrir la puerta “a las demás opiniones, lo que las convierte en únicas” y como en el judío Shylock (me parece), en efecto, si se nos pincha sangramos, lo que nos humaniza y nos descabalga del aura de héroe, algo que también tiene su funcionalidad seductora.

    Pero los agradeceres nunca sobran, Mariel, y a estos tipos a los que se nos supone la majez como el valor a los soldados, nos viene bien un mucho de eso. Así que no se prive y diga sus palabras que chillan, callan, acarician y lenifican.

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  4. CrisCrac Says:

    Ese “cada cierto tiempo” es demasiado largo, Coletas. Hoy más que nunca. En cuanto a los compañeros…, bueno, sí, hay algunos que son de abrazo, y sus palabras y sonrisas son tan cordiales que acarician sin saberlo. Cuánto querría yo saberlos amigos para sorber de su pecho el lenitivo necesario para hacer de los días y noches la ocasión de la Vida. Pero como escribiría el viejo Leonard Cohen tenemos demasiadas “formalidades” y es difícil hallar la “esperanza de que por la mañana (haya) hojas de plata”.

    Tú misma, sin embargo, fuiste una ocasión luminosa, gracias mil y una elevadas a cien con música de Stravinsky y mambo de Gustavo Duhamel. Sin modestia creo que sí he sido referencia para algunos de esos capullos adorables, y ellos para mí una ocasión de afecto, como dije, verdadero. Y sí, “habrá que esperar” los nuevos labios que agradezcan pronunciar mi nombre.

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  5. coletas Says:

    ¿Como que fui luminosa? eso… lo sigo siendo, la lástima es que no me sigas viendo para poder comprobarlo. Venga!!! que dentro de ese gran cuerpo que Dios te ha dado, tienes un coranzoncito que nadie (o casi nadie) conoce; ¿quién escribiría algo sobre sus alumnos tan bonito y cariñoso? si estamos hasta el moño de ellos, jejeje, que ni tenemos tiempo pa’escribir sobre ellos.

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  6. CrisCrac Says:

    ¿Gran cuerpo que Dios me ha dado? Jua, jua, jua…, mira que eres malizia y se te van a caer las calandracas clase a-magenta por el meniforcio bubujincho de las uberichisinaus (y te crecerá la nariz).

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  7. coletas Says:

    ¿Pero qué te ha pasado en la boca? No entiendo tu idioma ese tan… bueno, con lo de «gran cuerpo» no me refería a que estás zompón (que to lo entiendes mal) sino que eres muuuu grande… igual que tu coranzoncito, que también es grande aunque utilice el ito. Besitos (traducción:gran beso)

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  8. CrisCrac Says:

    En la boca me pasó que me crecieron dientes cuando chico (dos veces). Grande…, ah, sí, un metro y pico a nivel del mar sin alzas. Besos y besitos.

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  9. Signos Says:

    Me mosquea un poco esa foto con la mochila «Let’s go to school» y el rifle a la espalda. Me recuerda esas películas en donde cuatro adolescentes contra el mundo entran al instituto y se ponen a disparar a diestro y siniestro, como si todos no tuviéramos días de esos, pero lo arreglamos de otra manera, con unos lingotazos y un pesimismo ancestral que pa que… «Con tal de no morir», que diría Molina Foix.

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  10. CrisCrac Says:

    Sí mosquea, sí.

    Probablemente es uno de esos dramáticos niños combatientes, o quizás es un guerrero adulto que ha pillado una mochila escolar y la ha llenado de pepinos que las Parcas y el otro jinete apocalíptico cultivan en sus negras entrañas. Sea como fuere, el contraste con los chinorris que protagonizan el post es demoledor. Lo que está claro es que no es la mochila del Pocholo.

    Venga esos lingotazos. In Birra Veritas.

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  11. Romi Says:

    Sobre la dramática experiencia de los niños y adolescentes de países sumidos en guerra hay una película muy recomendable: «Voces Inocentes», de Luís Mandoki. Una escena particularmente sobrecogedora es ver a cientos de estos niños tumbados en los tejados de sus humildes casas, de las aldeas del Salvador, para ocultarse cuando el ejército o los paramilitares pasaban haciendo leva o simplemente secuestrando a los muchachos. Sin palabras.

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  12. CrisCrac Says:

    Las guerras las urden los señores de la guerra detrás de los despachos de un consejo de administración, implementan su logística los esbirros de la política, las alimentan las alimañas de los medios de comunicación, las santifican las brutales curias de todas las religiones, las ejecutan los estados mayores y la soldadesca, las celebran los tenderos, las consienten los ciudadanos cobardes hambrientos de rebaño y mentiras, las sufren las voces inocentes…, c’est vrai, ma jolie gggomi.

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  13. DavSanmi Says:

    Dav says:

    Lleva días rondándome en la cabeza la cita «amamos el conocimiento, pero sobre todo amamos la vida». Recordaba haberla leído hace mucho tiempo en un dossier de citas que nos diste en Bachiller, pero no estaba segura de que la frase fuera exactamente así. La he buscado con comillas en Google y a lo segundo que me ha redirigido el buscador es a este post. Me ha parecido una casualidad bonita y aprovecho tu entrada para escribirte que, al menos para la mayoría de nuestro curso, también fue un lujo cordial. Todavía te recordamos como un tío legal, y con mucho cariño.

    Muchos años después esa cita aparece en mi mente y cobra más sentido que nunca. Las cosas que calan, tarde o temprano tienen su lugar, si es que han de tenerlo, así que gracias.

    CrisC says:

    Escribí ese post porque sentía ganas de decirlo y sentía lo que decía.
    De eso ha pasado ya mucho tiempo. Celebro que alguien, tú en este caso, me recuerde así. Gracias a ti también.

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