CELOS

15:::octubre:::2011

«estás durmiendo, has dormido/ con alguno de mis amigos./ No es simplemente algo
que querría saber,/ es lo único que quiero saber/ no me interesa el misterio de Dios,/ ni quiero saber nada sobre mí mismo,/ ni si yo soy el de verdad./ La única sabiduría que quiero poseer/ es la de saber si/ estoy o no solo en tu amor»

Leonard Cohen. Fragmento del «Poema 19», en el libro «La energía de los esclavos».

De todas las pasiones que Shakespeare trata en sus obras, la más tóxica para el individuo que la vive es, con mucho, la de los celos. Ni siquiera el odio. Hay quien dirá que la ambición…, todas ellas obedecen a la misma pulsión.

Es un tropismo primario, esto es, puramente orgánico: es el instinto de conservación, la persistencia del propio ser, la cruda supervivencia. Cuando amamos a una persona, ésta se convierte en el principal sillar de nuestra existencia y la mera sospecha en la carga de la prueba.

Los celos son el agrio barrunto de que alguien socava ese pilar y, por tanto, nuestra propia vida. Los celos matan porque nos mata lo que/quien zapa la cimentación en la que nos apoyamos para vivir. Los celos te restan hasta el aliento, te desuellan el corazón con uñas ponzoñosas.

Y entonces es la muerte quien te echa los tejos.

Lo que desde luego no sé, y entro ahora en un bucle paradójico, es el porqué de ese ansia de saber que desata la tragedia. Queremos saber aquello que nos va a destruir. ¿Por qué? No lo sé. Tampoco lo supo Sófocles.

La única defensa contra ese corrosivo hurón es el desamor.

http://youtu.be/IxZWyfIGqVg

© PM476

10 Responses to “CELOS”

  1. clothbbi Says:

    “La energía de los esclavos”, la energía de las pasiones, pasión y deseo, la necesidad de saber por mucho que nos duela, el escorpión al que no ponemos rostro pero que nos clava el aguijón en lo más profundo de nuestro ser. Al amar, la otra persona se hace tu vida, aquello que quieres respirar, el pulso que no deja de latir en ti, la zapata que sostiene el pilar, el arco, la cúpula… TODO. Pensar que algo o alguien pone en peligro ese despertar, ese oxígeno, esa sangre, creo que supondría, sin duda alguna, una gran caída al abismo de la NADA.

    Si la persona amada es esa zapata, es ese cimiento, los celos pueden ser un terremoto, un huracán, un tsunami. Mientras las fuerzas de estos últimos no sean capaces de contrarrestar las de esa cimentación no habrá problema, pero como lo logren, aparecerá la necesidad de saber para sanar la enfermedad que está afectando a la piedra que sustenta todo (queremos seguir viviendo), surgirá la necesidad de no creer en esas pulsiones que no dejan de apuñalarnos (queremos seguir viviendo), aparecerá la urgencia de saber que estamos equivocados (queremos seguir viviendo), pues si las sospechas son ciertas… ¡ZAS! ¡Peligro por derrumbe!

    Magnífico post, CrisC. Además de tus reflexiones me parece muy acertada la elección de esta imagen y de los versos de Cohen.

    A continuación, quisiera aportar dos poemas de Félix Grande, un fragmento de “El Infierno” y de “Proclamación de esta vergüenza”:

    “Rara la mesa está La miro con asombro/ Como y bebo extrañeza y horror y absurdo y pena/ Se acabó todo aquel milagro alimenticio”

    “¡Si me vieras ahora!/Quieto, despierto y apagada la luz,/ taciturno al amanecer,/ devastado durante el día,/ humillado del todo/ cuando avanza la tarde sobre la horrenda noche/ ¡Si me vieras ahora!/ Enjaulado en mis posesiones,/ ganándome el elogio/ de los mediocres y de los infelices,/ limpiando el polvo de los libros/ parsimoniosa, desdichadamente/ ¡Si me vieras ahora!/Frenético, trivial, asustadizo,/ silencioso, invisible/ ¡Cuando me paro a contemplar mi estado!”

    ¡Un abrazo para tod@s! ¡Muac! :-*

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  2. coeliquore Says:

    Justamente anoche iba a poner un post sobre los celos, que describía la forma en que se sienten físicamente, subiendo como un torbellino que agarra los pies y sube hasta la cabeza, no dejando ni un músculo sin sufrir su presión.
    Los conozco de sobra porque, desgraciadamente, los he vivido muchas veces (he llegado a pensar que quizás éste sea mi karma). Ahora, los reconozco cuando llegan, pero no dejo que se apoderen de mí. Creo que estoy perdiendo aquel antiguo anhelo de posesión y aquella tremenda inseguridad, tal vez sea que me hago mayor. Pero soy más feliz.

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  3. CrisC Says:

    esa “necesidad de saber” va más allá de los celos y acoge en su voracidad a la entera naturaleza humana: edipo desata la tragedia por su ansia de saber

    en efecto, los celos pueden suponer una fuerza descomunal; no es casual, clothbbi, que ambos hallamos recurrido a terminología constructiva y telúrica para dar cuenta de su magnitud: félix grande siempre grande

    como cualquier otra pasión profunda, los celos se expresan también en el cuerpo: es verdad: “se sienten físicamente” en la totalidad de la piel, carne y huesos

    no hay karma ninguno, sino tragedia humana, en esa obstinación de edipo por querer saber de sí y de su origen: importa la felicidad, cierto, coeliq, y menos todo lo demás

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  4. atticus Says:

    Celidónico, Celinda, Celindrate… Celofán. No, no viene en mi diccionario.

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  5. CrisC Says:

    Lo celebro, Atticus.

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  6. JoseV Says:

    Los celos son la pulsión del “querer” posesivo, el “querer atar”, el culmen egoíco y lo opuesto al amor. El amor busca la felicidad del otro, si el ser amado es feliz con un tercero nosotros deberíamos favorecer su felicidad, por lo tanto, no nos debería importar, quien es la persona que la pueda hace feliz. El amor y la libertad van de la mano. Coeliq, para mi no es que te haces mayor, sino que creces en conciencia.

    La teoría está clara…la práctica…implica dominar los impulsos posesivos, y eso ya no es tan fácil, pero no es imposible.

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  7. CrisC Says:

    algo hay en el placer -lo supo nietzsche- que requiere eternidad, y los celos son esa exigencia primaria

    en efecto, el amor tiene como sujeto al otro y su felicidad, pero no de cualquier modo: el único amor no recíproco es el de primer grado, el otro tiene en su naturaleza la posesión, una pasión incontrolable que sólo un santo podría

    no es imposible pero es muy improbable

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  8. clothbbi Says:

    «¡y sin confianza no hay amor!»… «¡los celos te volverán loco!»… Roxanne… ese tango… esa voz rota… mezclada con otra más clara… sombra y luz… ¡Magnífica elección también la de este video! ¡Encaja a la perfección!

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  9. JoseV Says:

    En efecto socio, yo hablaba del amor (que has llamado de primer grado), al que se refería la palabra griega “ágape” (“alimento-del alma-”, palabra que se ha “desventado”, y que ahora se ha quedado solamente como refrigerio en una celebración). Lo otro, pienso que no es amor. Son cariño, deseo, querer (ese posesivo), atracción, etc.

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  10. CrisC Says:

    esa voz rota expresa bien la locura de los celos, es un tangazo genial, clothbbi

    no suelo hacer -ya sabes, socio- demasiados distingos entre deseo, querencia, ágape, filia o amor y demás vocablos de ello: es una suerte de red continua sin ganglios principales, sin autoridades como causa primera («la carne me ha enseñado el más hondo saber», dice Félix Grande)

    pero si alguna pibichurri líquida, alguna jamba jadeante de empujar contra la pared, si manifera porreta de rastas o lánguida dama armani women smart clothes me pusiera en el disparadero de elegir uno y sólo un tipo de emoción que ella debería sentir por mí…, la diría…, no seas mi amiga, no me escuches, no me comprendas, ni te preocupes por mi vida, no me prestes libros, no me llames, no me quieras, no me escribas, no acudas a mí si enfermo, ni se te ocurra amarme: sólo siente que tu carne exige la mía, que sientes su mordedura como un ácido voraz, que no lo puedes evitar, que te mueres de sed por mi boca, de hambre por mi sexo, que te enciendes sólo de pensarme, que ansías devorarme, que ansías que te devore, que después de la extenuación la muerte silba un blues y es nada, eso la diría

    joessshh, ya la he liao…, sorry, espero que no lo lea (casi) nadie (sssscchhttsss, chitón)

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