SER COMO JOHN RAMBO

7:::noviembre:::2012

«¿Dónde están todos?»

Como John Rambo debo de ser un simple.

No me quejo, es lo que hay. Llevo un tiempo haciendo impremeditada genealogía de mi vida y he descubierto que desde muy niño tengo lo que podría denominar “ansia de tribu” y, ahora, nostalgia.

Curioso porque si no solitarista sí soy un gran individualista.

Contradictoriamente con esta profesión de fe, no acabo de estar a gusto ni aceptar a cualquiera en mi atención. Y en mi corazón, mucho menos. En esto pongo condiciones, elementales pero firmes. Soy educado o lo procuro, claro está, pero no me entrego si no encuentro unos mínimos de generosidad emocional. Y pruebas.

Esa exigencia muestra mi anacronismo moral (y su consecuente estética).

Los vectores que hacen de mí este paradójico híbrido son muy personales, arrancan de mi infancia, cómo no, y tampoco creo que interesen a nadie. Y si lo hicieren, sepan que sólo le doy a la mojarra sobre ello en posición decúbito supino y tras un… O dos (cigarritos).

Pensad lo que queráis. Y acertaréis.

En mi blog doy cuenta de mi peripecia individual si creo que ello expresa alguna universalidad; si no, sería narcisismo y dar paliza tueste a mi guardia lectoriana. Y, favor, eso no.

Cuando al pobre Rambo le dan ocasión de hablar y no sólo de explosionar cosas…, expresa un elementalísimo deseo con el que me identifico: echa de menos a aquellos compañeros que estaban a su lado y protegían sus pasos en todo momento. En todo momento.

Esa primaria ética de la continua presencia es la mía.

He advertido en esta dolorosa genealogía que no deseo amigos de vez en vez que son más bien amistades de nunca en nunca…, sino algo que ya demolió la Modernidad y su triunfalísimo Capitalismo, algo así como camaradas de clan, hermanos de tribu, sangre compartida. Algo así. Es éste un afán premoderno, qué digo, paleolítico.

No se puede ser más lerdo que yo.

Como Leopoldo María Panero en el poema El loco mirando desde la puerta del jardín sé que «a nada sino al azar y a ninguna voluntad sagrada de demonio o de dios debo mi ruina», en cristiano, me sé coautor con la Vida de mi vida. Y responsable de ella. Me felicito.

Y con el poeta Félix Grande digo esto: «si delinques te aplastará la soledad»… Y delinco. Y anoto a Vladimir Holan en el poema El poeta agonizante: «Al precio de mi vida he defendido la libertad ardiendo de deseo y asombro».

Más Holan: «Hay destinos donde lo que carece de temblor no es sólido».

Culmino ahora un profundo vector autocognoscitivo en mi vida. Y quizás cierre con este post otros que expresaron más o menos explícitamente (para mí) lo que éste quiere expresar. Estoy feliz por ello. No es redondo, ya me doy cuenta, pero es claro, poderoso y cauterio.

Desde una óptica evolutiva soy prescindible, más, dañino para mi especie.

Justifico la sentencia del oráculo de Delfos, soy fiel a uno de los manifiestos de la Ilustración, encarno alguna de las exigencias (in)humanas que quiso ese loco que murió para la Vida en la Piazza Carlo Alberto de la ciudad de Turín.

En un concurso de gilipollas me descalificarían por abusón.

«Me hiere y cauteriza.
Invoca a la noche sobre el altar de mis ojos,
me ilumina. Anega mi pecho,
pero me drena el Alma. Linde obscuro
que enardece mi sed.
Dicta mi nombre.

Una lluvia interior».

Del libro y poema con el mismo título: «Una lluvia interior» (1992).

© CrisC

13 Responses to “SER COMO JOHN RAMBO”

  1. Josevi Says:

    Comenzamos en la “tribu o el clan”. De hecho, pertenecíamos a la entidad “tribu”, No existía una “yoidad” de individuo, ese papel residía en la “tribu”, lugar de cooperación y con-vivencia, prácticamente “sin conciencia” de ellos.

    Era así. La evolución (y el impulso capitalista en particular), han ido separando a los individuos, aislándonos, alejándonos unos de otros. Haciéndonos creer que somos auto-suficientes (egoístas que no tenemos porque aguantar a otro). Sin embargo, “somos sociales”, necesitamos del “otro” y ese impulso lo llevamos en el interior.

    Ahora, evolucionando, y desde la individualidad, poco a poco, iremos adquiriendo esa “conciencia de comunidad”, esa conciencia de “pertenecer a la humanidad” y de ayudarnos (cubrirnos la espalda como dice Rambo) los unos a los otros, pero con “con-ciencia” desde el conocimiento, desde la libertad decidida, desde el individuo.

    Quizás, como antaño, tú estás en la avanzadilla y notas ese impulso (que muchos ni lo huelen) y lo confundes con el antiguo estado tribal, y quizás nosotros no lleguemos a ver ese cambio de forma generalizada (aunque lo espero).

    Socio, no estas “gilipollas”. Creo, que ese sentir, es un indicador que estas saliendo de esa media donde está la gran mayoría (con «egoicitis»). Somos raritos, que le vamos a hacer. Espero que alguna vez los “raritos” seamos la mayoría, y seamos “comunidad desde la individualidad”.

    «Joer, socio», tu post ha sido largo, pero mi comentario no se ha quedado corto, juas,juas…

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  2. CrisC Says:

    Pido disculpas por la longitud de mi post. Fue inevitable.

    En cierto modo parece implícita en mi post la querencia de una utopía pretérita, pero no, no pretendía tanto, tampoco una ucronía. Yo no tengo ninguna esperanza de que en tiempo o lugar algunos esta especie pueda ir unos pasos más allá de sus tripas.

    Pero que alguien crea en ello, tú en este caso, Josevi, me reconforta.

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  3. coeliquore Says:

    Lo complejo, lo sencillo, lo contradictorio, lo único. Los otros. Todo cabe en el batiburrillo que nos da forma. Y me gusta.

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  4. Nada más entré y vi la imagen pensé: Acorralado. Luego comencé a leerte y me vino la imagen de una diagonal (de acero, de azúcar, de lana, de acuarela…). Pensé en tu post como en la tensión, el pulso interno de sus fibras. Sin querer, volvió la misma palabra… Acorralado… ¿Dónde está la vía de escape? Un abrazo, CrisC.

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  5. CrisC Says:

    ¿…? pues no entiendo mucho lo que dices, Coeliq, algo críptico me parece pero me gusta que sea lo que sea te guste

    tampoco entiendo eso de la diagonal de distintos materiales ¿…? y no mucho lo de la tensión, lo siento: sí, es del film Acorralado, y no sé si hay que escapar de algo, quizás, Clothbbi, en todo caso es lo que hay,
    no más

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  6. coeliquore Says:

    Me refería a que somos, como seres humanos, una mezcla de cosas, muchas veces opuestas, contradictorias. Y que esa combinación de tanto me gusta. No sé si se me entiende…

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  7. CrisC Says:

    ::: recuerdo a una compañera de facultad, oriunda de donde vos, a quien yo le peroraba sobre el hecho de ser contradictorio y no ocultarlo: no sé si me gusta tanto y tan madrepórico mix por mis adentros, Coeliq, pero es lo que tiene, es y hay

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  8. Aliénor Says:

    Me tiene encantada este post.

    Te «relatas» y, yo creo que voluntaria, consciente y reconfortantemente para ti, también te delatas.

    Pareces sincero, y quizás por ello inspiras respeto, admiración, ternura… Seguro que mereces la pena.

    (Si lo leo otra vez, me lo aprendo de memoria).

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  9. CrisC Says:

    Pues me encanta que te encante, Ali.

    Subscribo lo que dices: me relato y delato con luz y taquígrafos. Lo de la ternura me enternece.

    No lo leas más, que tendrás pesadillas.

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  10. paryania Says:

    Me gustó el texto y esa mirada de Rambo que no me abandonó durante la lectura. Me sobrecogió una desnudez tan sincera. Los últimos versos, «Una lluvia interior», ¿son suyos?

    Un saludo, CrisC.

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  11. CrisC Says:

    Gracias. Sí, esa mirada desarma. Son míos. No sé si anduviste antes por CrisCractal, bienvenida si no.

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  12. Atticus Says:

    Leí el texto una vez. No más. Porque me daba miedo, porque no quiero reconocerme. O precisamente por lo contrario.

    Pensé escribir que no entendía que un nietzscheano como tú escriba esto. Pero sí lo entiendo. Algunos días (hoy, ayer) sí.

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  13. CrisC Says:

    Sólo soy su agradecido lector, pero seguro que Nietzsche -ese hombre que sobre todo sufrió de soledad- me daba una colleja en la mollar del pescuezo. Por quejica.

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