GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
18:::abril:::2014
Intento escribir este post desde el hechizo de mis veinte años.
Fue cuando lo leí de primeras. Luego supe que fue antes, en un libro de texto. Y recuerdo, como recordé después, el pasaje.
Donde se narraba el infante descubrimiento del hielo. Y a Melquiades.
Cien años de soledad me dejó sin habla, con todos aquellos josés y arcadios buendía. Y, sobre todo, con aquella abuela Úrsula o Amaranta que, aunque ya muerta, moraba en una habitación donde imperaba una atmósfera mágica.
El otoño del patriarca me fascinó, aunque su lectura no fuese nada fácil, y está casi a la altura de la anterior novela. Gabo trata a aquel dictador, cuyas axilas e inmensa potra estaban pobladas de gallinazos, con una extraña y paradójica… piedad.
El amor en los tiempos del cólera me pareció un novelón prodigioso.
Otras obras suyas ya no me dijeron tanto.
Aprendí, y aún hoy aprendo, que la intensidad, la hondura o la belleza de la escritura no requieren complejidades, efectismos ni obscuridad alguna. Y que toda grandilocuencia no es más que bisoñez o fatuidad.
Él hace fácil lo que es difícil. Eso es oficio y genio.
No he consultado nada…, así que cuanto ahora escribo lo dictan la verdad e insuficiencias de mi memoria.
No lo he vuelto a leer, a Gabo, no me atrevo.
Le agradezco su escritura y el haber existido. Y Macondo.
… dedicado In Memóriam a Gabriel García Márquez
© Six Roy