DEMONIOS EN LA LLUVIA
13:::febrero:::2013
Esta noche los demonios -los míos– celebran un festín. Uno más.
A plato único: yo. Muerden a placer. Aliñan mis ojos con mala sangre, al corazón le ponen su porción de beleño -que lo encoge- y en cada una de mis inspiraciones insuflan azufre recién cosechado en sus entrañas.
Vienen de antiguo y, por eso, lucen gordos como cebones.
Como los he visto venir, esta tarde he ido a una pitonisa de aconseje, pero tenía unos ojos obscuros como la brea y el santo se me ha ido al cielo por el túrgido coladero de sus pitones (de pitonisa).
Me ha hecho una rebaja y dado un vale para la próxima. Y un beso.
Luego he ido a un acupuntor coreano, por aquello de reequilibrar las energías. En el intento, el chino se ha metido un guarrazo contra el marco de una ventana. Y las agujas se las ha puesto él.
Parecía un cereus peruvianus pero jurando en hebreo de kibutz.
En la rúe una argentina me ha echado las cartas lunfardas del Tarot. Y las ha levantado el anticiclón de las Azores (es muy suyo). Al final…, coloquiando de fútbol resulta que ella era del Boca, yo del Ríver. Ni temita ha habido.
Al volver he puesto la mesa y les he dicho venga, puercos, acabad pronto.
Y se han largado entre regüeldos e himnos revolucionarios.
Mas mira cómo el alba a la ventana
Te convoca a vivir sin ganas otro día.
Del poema «Noche del Hombre y su Demonio». Luis Cernuda.
© CrisC
13:::febrero:::2013 at ''17:30''
Lo mejor es eso: plantarles cara, sentarlos a la mesa y hablarles de tú a tú. Salen corriendo, como alma que lleva el diablo.
Pd. leyendo lo de tu pitonisa me he acordado de mi «sajorí», que hasta hace bien poco no sabía que se trataba en realidad de un zahorí. En fin…
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13:::febrero:::2013 at ''19:02''
¿No has probado a ponerlos a dieta con la Dukan? Nada se pierde…
¡Suerte!
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13:::febrero:::2013 at ''19:21''
si les planto cara y más: una hostia volandera en to el papo de vez en vez…, pero no sabes lo que aguantan estos bestias y el saque culinario que tienen
esteeee, Coeliqueen…, lo del “sajorí/zahorí” lo pillo a halfes :::
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13:::febrero:::2013 at ''19:22''
éstos van directos a la magra, Romi, no son muy de dietas: probaré
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13:::febrero:::2013 at ''20:00''
Pues que en mi tierra, cuando los demonios, nos decían de ir al «sajorí» a que nos aconsejase qué hacer con ellos, no a la pitonisa. Y que recién descubro cómo se escribe… 🙂
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13:::febrero:::2013 at ''21:01''
Tus palabras pesan, pero también tienen momentos de levedad en la manera en que sin quererlo, surgen imágenes que «alivian», que traen algo de luz entre esos demonios, los pitones y el guarrazo made in China.
Los versos que colocas de Cernuda me trajeron un poema de Luis Alberto de Cuenca, «Vamos a ser felices», cuyos últimos versos dicen: «Aquí yacen los huesos de una mujer y un hombre/ que, no se sabe cómo, lograron ser felices/ diez minutos seguidos».
No se sabe cómo, pero entre los mordiscos y masticones de esos demonios, surgieron un coladero, un beso, un cataplof, y un anticiclón que pudo levantar más que las cartas.
Un abrazo, CrisC.
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13:::febrero:::2013 at ''21:37''
anotado, Coeliq: el sajorí pa ti y la pitusona pa mí (ellos pagan la fanta)
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13:::febrero:::2013 at ''21:37''
pesan, Clothbbi, pesan: también hay levedad y alivio en el humor, porque si no…
diez minutos…, toda una vida; me recuerda aquello de Oscar Wilde, para quien la diferencia entre un capricho y un gran amor residía en que el primero duraba más
no más fueron las lunfardas cartitas, no hubo temita austral
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14:::febrero:::2013 at ''1:14''
En una de las historias de Il bar sotto il mare, de Stefano Benni, el protagonista es un cocinero al que se le aparece el demonio para llevarlo consigo. Pero el cocinero es el mejor de todo París, y le prepara un banquete tal (y le hace beber tanto) que el demonio acaba por dormirse. Y «quien consigue dormir al demonio tiene cien años de perdón» (eso dice el cocinero, y el demonio lo corrobora).
«Entonces, ¿he conseguido engañar al diablo?» «Puede que sí. O puede que el diablo haya cenado gratis en el mejor restaurante de todo París» (me encanta).
Así que a la próxima ya sabes, en vez de dieta los hartas y quedas liberado.
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14:::febrero:::2013 at ''21:59''
Divertida microhistoria.
Es una relación simbiótica: el diablo se pone hasta la cola y el cocinero consigue unos años más de vida.
Esta narración debería estudiarse en las escuelas de negocios y en las facultades de ciencias políticas.
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15:::febrero:::2013 at ''1:24''
Uy, pues en la conversación entre cocinero y diablo los empresarios y los políticos no salen muy bien parados… Es una historia sin desperdicio. Es un libro sin desperdicio: «el bar del fondo del mar». Aunque no sé si traducido será igual de mágico que el original…
Por cierto, la respuesta de Clothbi me gusta tanto como tu entrada al blog. Complemento perfecto. Qué artistas, mare!
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15:::febrero:::2013 at ''12:51''
Ten cuidado socio… que esos demonios «tienen malas pulgas», y a la que te descuidas, zas! Contigo otra vez, y se traen amigos!, je,je.
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15:::febrero:::2013 at ''19:12''
Políticos, empresarios…, algunos demonios son aficionados a su lado.
Ya sé que volverán, socio, ellos y su parentela… Intentaré darles mulé.
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18:::febrero:::2013 at ''23:22''
Lo peor de todo es que los demonios no vengan con la lluvia ni se vayan con ella, es que acudan a la llamada, una que solo es audible por ellos. Y que vengan sin hambre. Dales mulé, como tú dices, como se te ocurra, pero dales.
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19:::febrero:::2013 at ''0:06''
Quiero creer que no les doy sustento. Darles mulé, nada como procurarse alegría.
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